lunes, 8 de diciembre de 2008

Ningún nuevo capítulo


Lamento iniciar esto así…

Las lágrimas rozan mis mejillas, no ceden ante el esfuerzo de detenerlas. Son las 12:40 de madrugada y el suelo no se digna a aparecer. Los siento grandes y rojos y los parpados pesan, supongo que más de media hora llevan así.

La sola idea de ser abandonada, el pasar la página y solo encontrar mes tras mes suponiendo monotonía fue impactante. Puedo afirmar que quise detenerlo pero, como había mencionado, soy masoquista y tenía más en espera, este no podía ser el final.

Nada, él, yo, páginas llenas y nada de contenido. Ojos tenues y piernas temblorosas. ¿Qué podía embargar mi cuerpo para empezar esto? ¿Qué era lo que sentía, que fuera tan fuerte, para abrir esto?

Algo se mueve a mi lado, el televisor del cuarto contiguo funciona para arrullar a quién duerme ahí y viaja en un sueño profundo. Ya no hay canción de cuna, menos fotos en el piso. Las ganas de llorar no disminuyen, la ansiedad es incontrolable. La computadora encendida mira que estoy perdida. Como odio narrar en primera persona.


Son las 12:50 y busco algo más adentro.