miércoles, 16 de julio de 2008

Mensaje de 10:50

Suena el teléfono, las manecillas del reloj señalan las 10:50 con 2 segundos. El mensaje que contiene las respuestas a sus dudas esta ahí, al alcance. Pero ¿realmente quiere abrirlo y saber su contenido? Algo la detiene, es la posibilidad de la duda; la incertidumbre la amenaza de muerte, pero la esperanza desea vivir; la curiosidad la secuestra y, no puede mas, abre el mensaje. Su cara parece tornarse de un color rojizo, no esta segura si es por la ira que lleva dentro o es la reacción normal que tienen las personas, cuando rodeadas de familiares, reciben una noticia así. Trata de contener el grito que desea salir y mostrar la furia y la desesperación que ella esta llevando por dentro.

Ella sabía, desde el primer momento que lo vio, que el no era como los demás, tenia algo especial, algo que la obligaba a ella a presentársele, fuera amor a primera a vista o simple curiosidad, tenia que hacerlo, y así paso, se acerco e inició, algo nerviosa, una conversación con ese ser que la había atrapado meses atrás. Su impresión de él, era lo que ya había imaginado, y sabía, por esta, que nunca iba a poder tener nada más que una amistad con él. Pero las cosas cambiaron y la esperanza volvió a nacer. Todo indicaba que ésta se había equivocado, que sus predicciones le habían fallado esta vez. Pero ahora, al leer el mensaje, no esperaba esa respuesta, esperaba leer algo que sabía iba a ser importante por el preámbulo de conversaciones anteriores, pero no eso, eso no era lo que esperaba encontrar. No había fallado, había tenido razón todo el tiempo, pero ella sola se había encargado de opacar esa verdad y crear una historia que realmente quisiera vivir.

Su estado de asombro (a medias, ya que suponía que algo así pasaba) evitó por completo una fluida respuesta al mensaje, regresando al individuo, algo de muy poca importancia comparado con la noticia que acababa de recibir. No aguantó más, se dirigió al baño, donde nadie la podía ver y expresó con todos los gestos posibles ese encuentro de recuerdos y sentimientos que la atormentaban. Se relajo, respiro profundo y salió como si nada hubiera sucedido. Se dirigió a su cuarto a dormir, sus ojos no tenían ganas de cerrarse, pero ella los iba a obligar a hacerlo para no sentir más dolor, aunque fuera por esa noche. No podía conciliar el sueño, el mensaje aparecía en todos los rincones de su cabeza atormentando su razón.

Cuando todos en su casa se encontraron ya dormidos, para distraer su mente de semejante aturdimiento, abrió la desordenada gaveta de la mesa de noche, sacó un reproductor de música que yacía ahí esperando ser el consuelo de alguna agonía. Quería que los sonidos la llevaran a un lugar diferente, lejos de todo lo que estaba pasando, lejos de la realidad que la estaba destrozando. No aguantó más, la canción que fluía por sus oídos fue la gota que faltaba para derramar ese vaso, que contenía la incertidumbre, la angustia, y la desesperación causada por ese detalle que la había abrumado y ahora al confirmarse había creado una crisis en su cabeza, empezó a llorar. Los pequeños diamantes salados bordeaban su cara y rozaban sus labios, que después de cada sollozo, se fruncían reteniendo la ira que invadía todo cuerpo. Se fue quedando dormida, poco a poco, con la esperanza de que cada lágrima derramada le diera la fuerza de continuar al día siguiente sin demostrar la inmensa tristeza que le corría por sus venas. ¿Cómo verlo a los ojos después de eso? ¿Cómo no llorar frente a él, después de todo lo que estaba sintiendo?

3 comentarios:

M. T. dijo...

Me gustó mucho, excelente forma de empezar.
Lo deja a uno pensando en el cuento luego de haberlo leído.
Siga así felicidades!!

Ana I. dijo...

Bien dianita :) Bienvenida, ya la quiero ver crecer, me gustó la primera entrada, a ver que nos trae ahora...

Grin dijo...

Realmente me atrapó, buen inicio!!!